Las ciudades que cuentan historias

 

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Pierre-Auguste Renoir era un pintor francés impresionista que decía que le gustaba la pintura que le hacía querer pasear en ella. Puede que esta sea la sensación que provocan algunos de los dibujos de Pau Olmo, un estudiante de arquitectura de Valencia, que retrata con precisión, y a la vez con un estilo único, los paisajes urbanos y arquitectónicos de distintas ciudades.

El estudiante de arquitectura valenciano ya ha empezado a darse a conocer. Hace menos de dos meses inauguraba su primera exposición “Ciutats de Paper”. Esta fue acogida por La Fábrica del Hielo, un espacio cultural independiente en plena ebullición social en Valencia. En ella se recogían una serie de treinta dibujos, algunos de ellos de distintas ciudades que Pau Olmo ha visitado. Tras varios años guardando estos dibujos en el cajón, se sintió motivado por los buenos comentarios de sus amigos y algún profesor, por lo que se decidió a mostrar su trabajo. Sin embargo, su relación con el dibujo no siempre ha sido tan buena y sencilla como parece.

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La Fábrica del Hielo durante la exposición ‘Ciutats de Paper’

Olmo empezó utilizando el dibujo como un mero recurso más para el grado que estudia. Asegura que al principio su relación con el dibujo era muy parecida “a una relación amor-odio” y llegó incluso a sentir «miedo» por el dibujo, porque pensaba que no estaba hecho para él. No obstante, mantiene que poco a poco el dibujo se fue convirtiendo en una herramienta muy útil que le ha ayudado a «adquirir una cierta sensibilidad por el paisaje urbano y un amor innato hacia las ciudades.» Sus dibujos tienen una intención que va más allá de agradar al público que los observa. Asegura que para él lo más importante es «que la gente consiga reconocer aquello que se ha dibujado» y sobre todo, «que la gente identifique los lugares dibujados a través de historias y vivencias personales.»

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Sant Joan del Mercat

Ha dibujado numerosos lugares de la ciudad de Valencia desde el barrio marítimo del Cabanyal hasta el casco antiguo del Carmen. Cuando le pregunto cuál es la ciudad que más le ha gustado dibujar sostiene que esta es Roma. «Roma fue un proyecto al que le tengo muchísima nostalgia, fue algo sin precedentes y una ciudad que cogí con mucha ilusión», afirma.  No obstante, mantiene que el dibujo al que más cariño tiene es al de La finca roja, por la gran cantidad de recuerdos que este emblemático edificio de Valencia le trae.  Asegura que para él «simboliza muchísimo más de lo que hay dibujado sobre el papel.»

Dentro de la sencillez que a primera vista se puede apreciar en algunos de sus dibujos, detrás de ellos hay un gran trabajo que no se reduce a reproducir una copia exacta de un determinado lugar. Olmo intenta ir más allá y captar en sus dibujos aquello que el ojo no ve, llegando a una ciudad más abstracta. Esto se puede apreciar en algunos de sus dibujos de la serie «Menorca. Estiu 2016», en los que con tan solo unos sencillos trazos y muy pocas líneas, consigue plasmar el aire y la atmósfera de la costa menorquina. Asegura que el proceso de creación de uno de sus dibujos no es muy complejo y afirma que «lo más costoso es elegir la perspectiva». En primer lugar, realiza unos bocetos previos y seguidamente, dibuja de lo general a lo particular, «de grandes cajas y volúmenes a los pequeños detalles y la atmósfera del lugar.»

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Pau Olmo no solo ha plasmado en papel las ciudades y las historias que estas esconden. También ha reproducido (dentro del estilo que tanto le caracteriza) algunas obras del Bosco, uno de los pintores más enigmáticos e influyentes del Renacimiento, como por ejemplo «El jardín de las delicias» o «El carro de Heno.» Estas reproducciones muestran la destreza de Olmo para dibujar obras complejas alejadas de los edificios arquitectónicos o las calles de ciudades que acostumbra a retratar. Sin duda, las reproducciones del pintor holandés fueron algunas de las más halagadas por los visitantes de su exposición “Ciutats de Paper.” Asimismo, ha reproducido «La escuela de Atenas», una de las obras más significativas del pintor Rafael Sanzio. Siendo fiel a su estilo, Olmo consigue captar la compleja composición de la obra y demuestra un gran dominio de la perspectiva.

No se quiere precipitar anticipando cómo será su relación con el dibujo dentro de unos años, ya que es algo que ve muy lejano. Aunque admite que le gustaría poder dedicarse al dibujo “de una manera mucho más profesionalizada” y “poder dibujar y vivir de ello”, a pesar de ser consciente de la dificultad que esto conlleva. “Me gustaría verme dentro de unos años, cuando sea mayor teniendo un montón de cuadernos llenos de dibujos que hice a los 18 años, como aquel que tiene un álbum de fotos en su casa”, asegura Olmo con respecto al futuro.

Sí que se atreve a hablar de un futuro más próximo, en el que asegura que le gustaría dejar aparte los “hitos arquitectónicos” y dedicarse a dibujar lo que para él es “la ciudad de verdad”. Como por ejemplo «los solares de Ciutat Vella, l’Horta d’Alboraia, el Cabanyal, Orriols, Benimaclet…»

La historia de este estudiante de arquitectura es un relato de evolución tanto a nivel personal como artístico. El dibujo pasó de ser una obligación a ser una pasión para él. Ahora mismo asiente que le dan ganas de dibujarlo todo. «Los dibujos son a fin de cuentas mi historia», afirma Olmo. De este modo demuestra que su afición va más allá de lo puramente estético, ya que con sus dibujos nos cuenta una historia o un relato. Y siempre resulta admirable que alguien quiera contar una historia a través del arte.

Conoce a Pau Olmo en:

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CreationMag lanza su primer número al papel en el Sporting Club Russafa

Sara Roqueta

El jueves 3 de marzo, el Sporting Club Russafa, un antiguo ring de boxeo reconvertido en un coworking de artistas, cedió su espacio a la presentación del octavo número y primer lanzamiento al papel de la revista CreationMag.

El evento que pretendía ser una mezcla entre gastronomía, música y mucho arte, comenzó a las 20 horas cuando desde la puerta del local, situado en la Calle Sevilla nº5, los colaboradores de CreationMag daban la bienvenida a los asistentes con una pulsera fosforescente y, además, si eras de los atrevidos, te pintaban una tatuaje.

El Sporting Club Russafa, creado en 2003 como una asociación sin ánimo de lucro, garantiza la extensión de su actividad en los diferentes campos creativos como la pintura, la danza, la arquitectura o la literatura, bajo el lema “espai de les arts contra les arts”. Este pulso ciudadano por recuperar el arte también se hizo visible en esta ocasión.

De las paredes del espacio, blancas y además poco recargadas, colgaban acrílicos en papel de Carme Signes y fotografía sobre papel de Jordi Piris. Una exposición pasional, en la que ambos autores, representaron el cuerpo femenino. Además, como el espacio acoge cualquier temática, en uno de los lados del pasillo principal, se asomaban vestidos hechos con papel y luego pintados sobre una capa de pintura negra y roja. Un diseño de Jordi Piris que animaba a cualquiera a ponérselo en la próxima fiesta.

Sobre las ocho y media el local ya estaba lleno y la FashionAspARTy animaba a todos los asistentes a disfrutar del espacio. Charlaban, abrían una refrescante cerveza Turia Marzen y el apetito, que ya no podía reprimirse más, dejó de tener protagonismo cuando los camareros sacaron aperitivos de Gastroagencia.es, Little Tahi y Fastata Ruzafa. Así, alimentos más continentales como patatas asadas rellenas de pimiento, se mezclaron con tallarines orientales.

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Escenario del Sporting Club Russafa- Fuente propia

La diversidad estaba servida y mientras unos brindaban con un buen gintonic de Bulldog Gin, otros participaban en sorteos y regalos. Además, si alguno de los invitados se veía en el apretón de haber comido ya lo suficiente, podía distraerse en una de las paredes del Sporting Club Russafa sobre la que CreationMag había pintado con letras negras “Create your definition of Fashion” y escribir así, su propia definición de la moda. Uno de los asistentes dibujó un corazón, otro escribió su nombre y una de las colaboradoras de la revista, ocupó parte de la pared para escribir en un francés bien claro: “La libertad de expresarnos cuándo y cómo queremos”.

Este antiguo ring de boxeo, cambió la lucha física por la del arte. Sobre el escenario principal los ilustradores Grace García y Jack Lover, invitaban a los asistentes a participar en el mural colaborativo. Como en una especie de laboratorio de arte, los participantes que no vestían bata blanca, se quitaron las chaquetas y los gorros y llenaron de color las paredes del Sporting Club Russafa.

CreationMAG, una revista sobre moda y creación para mentes inquietas que nació en 2013 con la intención de revolucionar el concepto de la moda en España, sacó todas sus herramientas al ring para que los más de 60 inquietos rieran, comentaran lo último sobre moda y arte y además, se animasen a bailar al ritmo de la mejor música con Kike Vilar y Picadilly Downtown Club.

Y cuando todo ya estaba servido; los canapés se habían acabado y el mural en común era una verdadera declaración de libertad, los asistentes abandonaron la sala con ganas de haberse quedado un rato más pero con muchos recuerdos. De esos que al día siguiente cuentas a los amigos que no pudieron ir. Como el tatuaje o como lo de llevarte el número ocho y la primera entrega en papel de la revista CreationMag.

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Escenario del Sporting Club Russafa- Fuente propia

 

La gira del andaluz Juanito Makandé consigue que Valencia cante flamenco

El pasado viernes, las luces de la Sala Moon prendieron fuego un escenario lleno de flamencos, de cartón piedra y de carne y hueso. El cantante, compositor y percusionista Juanito Makandé inició un concierto muy cálido a golpe de guitarra. Arrancó con Pistolas y cuchillos y desde Andalucía trajó por primera vez a la Comunidad Valenciana su cuarto trabajo de estudio, “Muerte a los pájaros negros”.

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Letra de cantar desnudos, canción que abre el nuevo disco – Fuente: Facebook/juanitomakandeoficial

Acompañada de saxofón, batería, guitarras y palmeros; Valencia se sumió en la particular fusión del gaditano. Su pasión hace del flamenco, el jazz y el funk un solo género. A pleno pulmón, el público siguió todas sus letras y entre ellas, Makandé agradecía a sus músicos que estuvieran con él. Introdujó sus canciones con el cariño de quien las ve nacer y el momento más emotivo llegó con Ramón. De su último disco, esta canción le canta a un amigo fallecido y añorado.

La noche se olvidó del ruido del tráfico y se cubrió de los acordes de cristales, de calores y de muchas bulerías. Tras una hora, intentó engañar a los presentes al ponerse el disfraz de aguafiestas. Se escondió en bambalinas y regresó con la misma fuerza con la que había entrado.Después, con una invitación a volar, despidió un concierto de hora y media entre aplausos. Así acababa Juanito con su clásica Niña voladora y proponía olvidarse de “poner los pies en la tierra”.

Tras la actuación y en el camerino, confiesa que no esperaba un público tan entregado en Valencia y que “acogidas así”, le llenan el alma. También apunta que “la música debería ser más fomentada en España”, pues es un artista que siempre ha defendido esta faceta cultural como indispensable.

La actuación acabó, pero las letras de Makandé siguieron sonando. Quién iba a decir que en el número 186 de la Calle San Vicente, al lado de la Sala Moon, un diminuto bar se convertiría en un escenario improvisado. El Barecito reunió a decenas de asistentes que entre cervezas hicieron un particular homenaje al cantante. Un valiente agarró una guitarra y ayudado por el resto del clientes versionaron con mucho encanto Cuando te empecé a querer.

Si con su anterior trabajo, “Las canciones que escribía mientras volaba”, Juanito demostró ser un dotado compositor, en “Muerte a los pájaros negros” se supera. El cuarto disco en solitario del gaditano nació en 2015 y no se le resiste ninguna taquilla. En Madrid, Sevilla, Bilbao y Valencia, el cantautor de La Línea de la Concepción ha agotado todas las localidades. Ha programado una gira en la que viajará por España y Europa e incluso saltará el charco con su concierto previsto en La Habana. De hecho, la revista musical Billboard le ha calificado como uno de los 5 artistas latinos más relevantes del 2016 por esta proyección internacional, tan intensa para un artista que trabaja al margen de las discográficas.

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Letra de cantar desnudos, canción que abre el nuevo disco – Fuente: Facebook/juanitomakandeoficial

Fando y Lis; la antítesis del buen amor

Sara Roqueta

Es cierto que el trece de febrero aún no era San Valentín. También es cierto, que la mayoría de personas, a estas alturas, piensan en esta fecha de principio de mes como algo comercial pero, ver la obra de Fando y Lis en el Teatro Círculo y ponerte a reflexionar sobre cómo nuestras propias dudas pueden convertirse en personajes que nos aniquilan, es un plan que muchos escogieron el pasado viernes como competencia a la típica cena en pareja. Porque eso de las velas y el champán, ya ha pasado al plano de lo estrictamente tradicional.

Lo del fin de semana del amor es un mito que ni Fando ni Lis, comparten. Y no lo comparten porque la obra, dirigida por la Jartá Teatro, es en sí misma la antítesis del buen amor. La antítesis del buen amor. Seguro que el público salió de la sala pensando en el amor y en las ataduras y en los errores que estaban cometiendo o que habían cometido en algún momento.

Los más de quince asistentes, entraron en la sala del Teatro Círculo casi a hurtadillas para no despertar a las dos fieras. En una esquina del escenario estaba Fando; acurrucado y débil por el temor que le produce a uno enfrentarse a los miedos que no es capaz de vencer y al otro lado Lis; abatida sobre una maleta de piel marrón. Cada uno por su lado.

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Fando y Lis en el Teatro Círculo

Las luces se encendieron y el texto teatral del escritor y cineasta español, Fernando Arrabal, comenzó a tomar forma con la puesta en escena de Fando y Lis. La ropa que vestían los dos protagonistas; vieja y desgastada y; objetos como las esposas, la cuerda y un paraguas en forma de pistola, fueron a modo de metáfora la esencia misma de la obra. Un reclamo al desgaste, a las ataduras y a la contraposición de relaciones entre un Fando que vive del cuento y la fantasía y una Lis, desprotegida, que busca el equilibrio entre sus tres “yo” –el que quiere huir, el que duda y el que acepta su fatalidad. Y en ese lío, en esa batalla entre dos personalidades bien distintas, andan metidos durante toda la obra, Fando y Lis.

“Pobrecillos”, pensaba el público; que a ratos tomaba aire y suspiraba porque ya no sabían dónde meterse con tanto grito entre los dos protagonistas. Primero Fando quiere a Lis. Él toca su tambor, le dice que están de viaje a “Tar” y que coja la maleta porque ya están llegando. Todos se lo creen y parece que por un momento son felices. Pero nada. Luego les toca sacar el paraguas y volver a dejar la maleta de piel marrón porque a Lis le entran los miedos. Ella duda y Fando, para Fando, este es su momento de gloria. La escena más dramática se desarrolla y el protagonista, aprovecha la debilidad de Lis para poseerla. La hace suya, la encadena y otra vez ella, vuelve a ser esclava de algo que no quiere, pero que se limita a aceptar porque en el fondo, muy en el fondo, para ella, “Fando es bueno” y “Fando toca muy bien la pluma y el tambor”.

En realidad ni Fando sabe de música ni a Lis le interesa que este sepa pero, aún así, llenos de miedo y como queriendo tapar con una sábana todo ese dolor que les produce ser esclavos de una relación, siguen empeñados en que deben llegar cuanto antes a “Tar”. Y uno mismo, con la intensidad que supone ver a dos metros las interpretaciones de Sergio Milán y Beatriz Melgares, los toma tan enserio, que se ve inmerso en esta historia de una búsqueda.

| makma.net
Fando y Lis en el Teatro Círculo

En medio de tanto desconcierto, esta pieza del “teatro del pánico”, supuso para los asistentes una pequeña pausa. Fando y Lis, fue como un viento intenso que llegó hasta el público, lo agitó con agresividad y le llevó a reflexionar sobre el poder en las relaciones. Porque en el título de la obra, el nombre de Fando aparece antes que el de Lis y esto, puede contemplarse dentro del escepticismo como una simple coincidencia o, como un ejemplo más del dominio que ejerce el hombre sobre la mujer.

Cuando los protagonistas terminaron la última escena, la luz iluminó la sala y el público, que aún se encontraba con el cuello y las piernas en tensión por el dramatismo de la obra, sacó fuerzas para aplaudir a Beatriz Melgares y Sergio Milán.

Los más de quince asistentes fueron saliendo y en sus caras se podía ver una mezcla entre satisfacción y dolor. Vamos, que la catarsis buena y pura les caló de verdad. Algunos cogieron sus móviles y sus carteras y emprendieron el viaje pero, no a “Tar”, porque bueno, aparte de ir al teatro y renunciar al plan romanticón por excelencia, aprendieron que si siguen el camino de Fando y Lis, nunca llegaran a ninguna parte.

Transformismos y otras realidades en el Teatre El Musical

Sara Roqueta

El domingo 13, en El Teatre el Musical se mezcló lo nuevo con lo viejo, lo abstracto con lo surrealista y el público se quedó esperando a que los acomodadores le dijesen un “Hola, bienvenido. Tome asiento en la tercera fila”, pero ni el telón estaba bajado ni los actores entre bambalinas.

Ritual de iniciación al transformismo – Fuente propia

Con un poco de miedo y asombro la gente fue subiendo al escenario. La performance “Transformismos” de la artista Paula Valero sorprendió a todos los que pensaban que acudían al teatro como público, pero que esa misma tarde, sacarían su lado más artístico.

La música, los percheros; llenos de ropa con la que podías jugar a ser quien te diera la gana de ser, los gorros y las chaquetas de ante, fueron las herramientas más importantes de la tarde. La gente iba y venía de un lado para otro. Un hombre se puso una falda de leopardo y otro le hizo la competencia colocándose unos tacones azules.

Actores y público se unieron en el escenario

En un ambiente tan distendido y sin presiones, los Personal shoppers, eran los encargados de asesor a los participantes. No les decían si el vestido les realzaba la figura o sí el encaje era acertado, era más una cuestión de hacerles sentir que en ese espacio y en ese momento, podían ser cómo quisieran. Ponerte un vestido de lentejuelas gris al estilo Audrey Hepburn y luego rematar con un abrigo de pieles. Daba igual. Lo importante era transformarte. Convertirte por una hora en todo aquello que te gustaría ser y que a veces no es, por miedo a lo que puedan pensar.

Durante la acción, fueron interviniendo actores como Jacobo Roger, Miguel Clager, Jaume Pérez, Graham Bello Tornado, Maria Stagnaro y Mónica Real. Todos ellos, directores de compañías teatrales en Valencia, pusieron todo de su parte con pequeñas performances, bailes, monólogos y algún que otro rito para iniciar a los participantes en el proceso de transformación.

Cuando La Rebotada, un hombre que vestía tacones, medias y un maillot negro salió a escena, explicó como si hablase con una persona de confianza, la cuestión del transformismo. Apoyándose en biología, el transformismo es una doctrina según la cual los caracteres típicos de las especies animales y vegetales no son por naturaleza fijos e inmutables, sino que pueden sufrir cambios y variar por la acción de varios factores.

Los más de 40 participantes, que llevaban una ropa que no era suya ni de su género, escuchaban a La Rebotada, quien finalizó su intervención con un karaoke en el que a medias tintas, revindicó la necesidad de desinhibirse y sacar hacia fuera todo lo que somos en realidad.

Otra de las actuaciones que sorprendió a los asistentes fue la de El cuestionador, quien a modo de terapia grupal, sacó a escena temas como el hastío y la necesidad de transformar nuestras vidas. «¿Sois realmente felices con el tipo de vida que lleváis?», «¿no estáis cansados de hacer siempre lo mismo, presionados por las mismas cosas y las mismas mierdas?», «una rutina que te hace ir a toda ostia y que no te concede ni un minuto para ti».

Los participantes perdieron la vergüenza en el escenario – Fuente propia

Las confesiones de El cuestionador calaron entre la gente y algunos se animaron a reconocer que durante esa misma tarde habían descubierto cosas nuevas. Una mujer aseguró abiertamente que hasta ahora, nunca se había dado cuenta de lo bien que le sentaba el color verde. El resto de las personas, que se sentían como si estuviesen en casa o tomando algo con sus amigos, aflojaron sus mochilas y toda esa carga que nos metemos nosotros mismos, y siguieron disfrutando de la libertad que proporciona un proyecto como el de «Transformismos».

La espontaneidad, los comentarios absurdos, los que iban y luego volvían para bailar algo con el que tenían al lado, fueron las acciones principales de la performance de Paula Valero. Una obra que no pretendía convertirse en un espectáculo al que acudes gratuitamente, te sientas en la zona de butacas y esperas a que salgan los actores. Esta vez, la creatividad y las ganas de experimentar, la trajeron desde casa los más de 40 participantes que acudieron como un domingo corriente al Teatre El Musical.

Claro que este, no fue un domingo corriente porque no todos los domingos nos transformamos en aquello que nos gustaría ser.

Todos despiertos, T-Teatre está en el escenario

Analía Orts 

Ayer día 11 de noviembre, el grupo amateur T-Teatre, que lleva desde el 2003 haciendo soñar, presentó su nueva obra: ‘Sweet home Transilvania’.

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Cartel de la obra – Fuente: Propia

El esperado momento del estreno se produjo un poco pasadas las 19:00 de la tarde en el salón de actos del colegio El Pilar, y digo esperado porque las entradas se agotaron al poco tiempo de salir.

Antes de que la obra diera comienzo, ya nos avisaron de que íbamos a morir, pero de risa. Sweet Home Transilvania consiguió ayer, con un gran sentido del humor, que un público incrédulo volviera a formar parte de la ‘monstruosa’ vida que se vivió durante la época.

Es la obra número 13 del grupo. Y el 13 les has llevado hasta Transilvania para descubrir la historia de un reputado doctor, Frederik Von Frankenstein, que hereda el viejo castillo de su abuelo Víctor. Frederik encontrará en las entrañas de Rumanía que el pasado siempre vuelve y que no puede desentenderse del apellido que le acompaña.

De todo fue lo que pudimos encontrar en el salón de actos de El Pilar: una alcaldeja, zumo de pepino, queso de tetilla y cómo no, a Frankenstein y a sus amigos los monstruos, pero sobre todo risas, diversión y buen rollo de manera gratuita.

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Sweet Home Transilvania – Fuente: Vic Lop Fotografia

Digno de admiración es que el grupo, como bien he dicho, está formado por personas que no se dedican al mundo del teatro. Desde biólogos hasta estudiantes de magisterio son los que ayer nos hicieron disfrutar con su música, su voz y sus bailes.

Igual que Frankenstein creó la vida en materia inanimada, T-Teatre ayer consiguió hacernos despertar gracias a su gran trabajo.

Esperemos que el 13 de la nueva obra esta vez no sea el de la mala suerte. Nosotros, vuestro público, no somos supersticiosos.

¡Mucho éxito!

Os dejo una galería de imágenes para que podáis conocerles un poquito mejor.

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«Les contaré un secreto: no leemos y hacemos teatro porque es bonito. Leemos y hacemos teatro porque pertenecemos a la raza humana; y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, el comercio, la ingeniería… son carreras nobles y necesarias para dignificar la vida humana. Pero el teatro, la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… es lo que nos mantiene vivos».

John Keating

 

Un taller lleno de arte en peligro de extinción

Por Laura Sanfélix

El Carmen es uno de los barrios que forman parte del distrito llamado «Ciutat Vella» en Valencia. Este barrio esconde mucha historia, aunque hoy se conozca más por ser una zona de fiesta, pubs y bares. Este creció entre dos murallas, la musulmana y la cristiana,  durante la época medieval fue el lugar donde se asentaron muchos gremios, y además fue una zona proletaria durante la Revolución Industrial. De esto poco queda hoy, aunque como siempre, hay  pequeños rincones que nos permiten volver atrás en el tiempo para conocer cómo fue este barrio histórico hace siglos. Uno de estos rincones se encuentra en la calle María Vella 19.

Se trata de la Casa Taller March, un obrador de tradición familiar con más de cien años, por el que han pasado cuatro generaciones de la familia March. Este taller de escultura, orfebrería, joyería, cerámica, esmaltes, forja y talla de imágenes, se encuentra en perfecto estado de conservación en la actualidad. Hoy Pepe March, bisnieto de quien un día fundó este taller, abre sus puertas para dar a conocer lo que ha sido la casa y el lugar de trabajo de su familia.

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Una de las salas del taller en la que se encuentran distintos modelos de escultura, así como también una exposición de cerámica- Fuente propia

La casa y taller tiene un encanto especial. Su decoración mudéjar crea un ambiente que recuerda a la época medieval, en contraposición,  la gran cantidad de máquinas, hornos para cocer cerámica, un telar de más de cien años y demás utensilios, evocan a la época de la Revolución Industrial. El taller está repleto de trabajos entre los que se encuentran joyas y esculturas, además, en este momento cuenta con una exposición de cerámica de Alicia Navarro.

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El taller en una foto a prinicipios del siglo XX – Fuente: Blog Valenciarte

Un taller en peligro de desaparición

Este taller es uno de los pocos asentamientos de artesanos que quedan en el centro histórico de Valencia, por lo que es un lugar de gran valor. Por desgracia, se encuentra en peligro de desaparición debido a un proyecto urbanístico relacionado con los restos de la muralla islámica de Valencia. La Comunidad Europea ha subvencionado este proyecto dentro del Programa Europeo «Restauro», el cual pretende derribar el taller de la familia March para construir una plaza en su lugar.

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Mesa donde se esculpe sobre disintos materiales – Fuente propia

Este proyecto es una paradoja, dado que uno de los objetivos del Programa Europeo «Restauro» es fomentar las actividades comerciales y tradicionales de los centros históricos, así que resulta irónico que los impulsores de este proyecto  vayan a fomentar los comercios tradicionales derribando uno de estos. Esta intención indigna a cualquiera que entre en el taller y escuche a quien ha vivido y trabajado toda su vida ahí.

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Pepe March, vive en esta casa taller desde que nació y es la cuarta generación de la famlia March que sigue con este negocio – Fuente propia

Pepe March quien forma parte de la cuarta generación de esta familia de artesanos, me cuenta mientras paseamos por el taller la historia que guarda este lugar. «Aquí llegaron a trabajar hasta catorce personas», explica mientras observa el taller. Responde encantado a todas las dudas que tengo sobre las máquinas con las que trabaja, y me enseña algunas de las joyas que hace. Cuando le digo que me entusiasma el lugar me contesta: «creo que a las únicas personas que no les gusta este sitio es a los de Consellería».

Este taller tiene muchos años y una larga tradición familiar, ¿cómo decides seguir con este negocio? ¿Qué es lo que te gusta de este oficio?

Tampoco recuerdo que fuera una decisión, yo vivía aquí con mi familia, así que prácticamente no te das ni cuenta y llega un momento que  estás dedicándote a esto. Yo empecé a estudiar en artes aplicadas, luego bellas artes, entonces tampoco soy consciente de cuándo llegué a tomar la decisión. Fue una cosa natural, al estar viviendo aquí y ver a mi familia, me gustaba, y sin darme cuenta me metí en esto.

De todas las formas artísticas que trabajas o se han trabajado en este taller, ¿cuál es la que más te gusta?

La escultura. Pero exige algo más de esfuerzo porque se necesitan piezas grandes y mucha cantidad de material. La joyería es más comoda para trabajar y también es bonito. De vez en cuando me gusta meterme en escultura porque es como un reto. Además, es muy agradable ver luego el resultado. Así que como tengo sitio y tiempo, si surge hago alguna escultura.

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Uno de los lugares de trabajo del taller – Fuente propia

Si pudieras hablar con los impulsores del proyecto urbanístico subvencionado por la Comunidad Europea, para convencerles de que no derriben el taller, ¿qué les dirías?

No es una hipótesis, lo he hecho. El único argumento y el más valido, es que no existe ya ningún otro taller como este. Si este lo tiran abajo, no va a quedar ninguna presencia fisica de lo que hubo aquí hace años. Esto también es historia al igual que la muralla.

¿Qué signifca este taller para ti?

Es mi vivienda, el lugar donde he nacido, donde he vivido toda mi vida. Es como si fuera una extensión de mí, es el sitio donde mejor me desenvuelvo.

Este taller probablemente sea uno de los sitios más idóneos para hacer esta pregunta, ¿qué es para ti el arte?

Es muy dificil. Esta mañana estaba oyendo a un artista contemporáneo decir que el arte es la naturaleza artificial, la naturaleza hecha por el ser humano. Aunque hay muchas deficiones que me gustan, porque es un concepto muy amplio.

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Exposición de cerámica de Alicia Navarro – Fuente propia

Además de visitar museos y monumentos representativos, creo que es en este tipo de lugares  donde se descubre la historia y la cultura de una ciudad. Que un lugar con tanta historia esté en peligro de desaparción es una vergüenza. En la actualidad, el proyecto que se puso en marcha hace muchos años  está estancado debido a la crisis económica, pero sigue en pie. El taller abre sus puertas de vez en cuando, así que si se os presenta la ocasión, supongo que después de todo lo dicho no hace falta deciros que vayáis.

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Valenciarte
Proyecto Restauro

La calidez de los pueblos se queda en la Plaza de la Virgen

Ana Cortés Romero

Cuando se apaga la luz, la Plaza de la Virgen enciende las suyas y se prepara para no pegar ojo. Las idas y venidas de cientos de vecinos y curiosos, dan las buenas noches a la Ciutat Vella. Como si fuese la vecina del pueblo, la plaza nos pregunta qué tal el día, nos pone una silla y cerveza, muy fría y a un euro.

A mi lado, las risas de unos amigos acompañan el espectáculo de Wlodzimierz. Este hombre consigue que el frío sea más llevadero, casi todos los días deja su sombrero en el suelo y se envuelve en llamas para los trasnochados y para las calles. Para el que se quiera dejar caer: si tenéis suerte y no llegáis muy tarde, veréis al hombre en llamas.

Aunque él no esté, la plaza se viste de amarillo y desprende ese calor que solo se encuentra en un pueblo. Los que se dan cita y los que van de paso no pueden escapar de su encanto, y creo que tampoco pueden evitar sentirse como en casa. El secreto es formar parte de un barrio que en vez de leerse en un mapa, abre sus puertas para que lo descubras por ti mismo. Sentarse un momento en los escalones después de un día cansino, no tiene precio.

 

La cultura de Sovint revoluciona el barrio de Patraix

Sara Roqueta

Dejando un poco de lado los conciertos y las degustaciones, en la calle Beata Inés 10, junto a la plaza de Patraix, se abren las persianas de Sankofa, un espacio intercultural que nace como un lugar de encuentro y diálogo entre personas y culturas.

Patraix, situado al suroeste de la ciudad de Valencia, es un barrio tranquilo que fue municipio independiente hasta que en 1870 se anexionó al término de Valencia. Los primeros vestigios sobre la zona de Patraix datan de época romana y no es de extrañar, ya que los edificios y el ambiente que se respirara en sus calles confirman su raíz histórica.

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Los alrededores de Sankofa – Fuente propia

Pero dejo Patraix y vuelvo a Sankofa. Un día normal y corriente del mes de noviembre, cuando el frío ya se empieza a notar, vas como si nada por la calle Beata Inés y te tropiezas con que las farolas, los árboles y algunos portales están decorados con lana. Cuando giro la cabeza, justo a mi izquierda, veo que se ha levantado un nuevo espacio. Pasaba por allí prácticamente todos los días, pero como dice Pep Beltrán “vivimos mirando para nuestro ombligo” y no nos damos cuenta de los cambios que se están produciendo a nuestro alrededor. Así, un poco como “con las orejeras puestas”, aún no me había dado cuenta de que cerca de mí casa, sin tener que irme a las zonas céntricas que están de moda en Valencia, se había abierto un espacio para la cultura.

Estaba un poco como medio atontada haciendo fotos a los retales de lana, cuando se me ocurrió la idea de acercarme a la puerta del espacio y leer alguna de las inscripciones que colgaban en la puerta. Pude ver a través de los cristales como en su interior había una especie de rincón literario donde varias estanterías repletas de libros y unos sillones viejos, le daban un toque bohemio al lugar. También había un piano y tres o cuatro mesas al estilo inglés.

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«El conversatorio» es uno de los rincones de Sankofa – Fuente propia

Analizando un poco las perspectivas de trabajo que seguimos desde Cultura en el aire y además de lo mucho que nos gusta curiosear, me convencí de que no podía dejar escapar un proyecto como este. Fue un poco así, como de manera espontánea, toqué el timbre.

Cambiando un poco los paradigmas, para mí, las primeras impresiones siempre son buenas y cuando Pep Beltrán me abrió las puertas de Sankofa, ilustró esta frase completamente. La ilustró tanto que casi le confundo con Valle-Inclán. Lo digo por su barba y sus ojos tremendamente expresivos, como esos que te hablan sin que les pidas explicaciones. Y bueno, aunque él ese día no llevaba gafas, de habérmelo cruzado de lejos, podría haber interpretado que todo era Madrid y que las cosas se habían vuelto un poco más esperpénticas. Pero no era el caso. Él es Pep Beltrán, uno de los representantes de la ONG Sovint que lo intentó en el mundo de la ingeniería, pero que inevitablemente, acabó estudiando artes escénicas. Un «culturetis» de su época. Nada que ver con el «postureo» que se lleva ahora de leerte varios libros, montar algún bar con tus colegas y promocionarlo como si fuera lo más liberal y guay del mundo. Y encima si haces cosas gratis, ya eres la bomba. Eh, pero no olvides consumir allí una cerveza o algo, porque eso no aparece en la letra pequeña del evento en Facebook, pero vamos, cuentan con ello para llegar a fin de mes.

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Pep Beltrán, representante de la ONG Sovint – Fuente propia

Desde otro punto de vista, fuera de los límites y de la moda, Pep Beltrán me habló de Sovint y de los proyectos. La ONG articulada desde 2010, “trabaja en el ámbito de la cultura y la sensibilización social e intercultural” y se centra en dos proyectos troncales como son el Museo Ambulante de las Culturas y Sankofa. Con el Museo Ambulante, “somos un poco como Mahoma y la montaña, en vez de que la gente tenga que desplazarse, vamos nosotros”, señaló el representante de la ONG.

“Con estás exposiciones se consigue acercar a las personas a los objetos originales”, asegura Pep Beltrán, quien define también Sankofa, el otro proyecto de Sovint, como “un espacio físico de libertad, de encuentro y diálogo entre las personas”, que utiliza exposiciones, conciertos, charlas o proyecciones para fomentar la confluencia entre personas.

“Esto no es un espacio de libre concurrencia, no es como un bar”, clarificó el titulado en artes escénicas. Para acceder al espacio físico de Sankofa necesitas ser socio y “ser socio es gratuito porque la idea es que nadie se quede fuera del proyecto por una cuestión económica”, comentó Pep Beltrán.

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Los alrededores de Sankofa – Fuente propia

Con todo esto, mientras él me iba contando cosas sobre la ONG, yo ya me iba montando mi película y bueno, también cómo os la iba a contar a vosotros. “Un sitio para dialogar, desde el que se fomenta la diversidad y que encima, es gratuito”, me dije para mí misma intentando que Pep no me escuchase. Aunque yo creo, que por mis gestos, se notaba el entusiasmo. Al final me centre y seguí escuchándole.

“¿Qué por qué decidimos instalar Sankofa en Patraix? Pues porque Patraix tiene un núcleo histórico que aún funciona y además es un barrio con acción social donde en los últimos meses han abierto varios espacios culturales”, explicó el representante de la ONG,

Y yo me lo replanteaba. ¿Cómo no van a instalarse en Patraix si el horizonte que se puede ver desde Sankofa es como el de un pueblo? Con sus casitas y su polvo, pero sin duda un barrio protegido.

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Interior del espacio Sankofa – Fuente propia

De lo último que me habló Pep Beltrán fue de que la asociación estaba formada por seis personas. Entre ellos; uno era griego, el otro africano y otra chica era de Vietnam. Hice algunos cálculos sobre la diversidad de nacionalidades, pero antes de tomar riendas en el asunto y sacar mis propias conclusiones, el modernizado Valle-Inclán, me comentó que mucha gente confunde multicultural con intercultural y el ser humano ha olvidado que somos mestizos y somos la mezcla de muchas culturas.

Sin darnos cuenta, nos habíamos metido en la raíz de Sovint. Como si estuviera en una clase de antropología, Pep me explicó que los préstamos culturales se han fraguado desde la colonización y en la actualidad aún hay culturas dominantes que colonizan a las pequeñas. Un tema complejo que el graduado en artes escénicas ejemplificó con la paella. Porque la paella puede ser valenciana, pero sus ingredientes, cada uno de ellos, viene de un lugar distinto del mundo.

Tejiendo un poco las ideas, entendí que Sovint lo que pretendía era una interculturalidad consciente, es decir, esa mezcla que hacemos sin darnos cuenta, hacerla dándonos cuenta y en un plano de igualdad horizontal. Esta mezcla entre culturas nos permite conocer al otro y ser más empático. Porque tal y como me explicó Pep Beltrán, «el racismo y la xenofobia nacen debido a que no conoces al otro y como el otro es raro ni te planteas mantener una conversación con él».

“Somos como melones. Por fuera son diferentes pero cuando los abres, son todos iguales”.

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Los alrededores de Sankofa – Fuente propia

Con esta frase de Pep Bletrán, dentro de su forma de tratar a la ironía, ejemplifica a la perfección como al fin y al cabo, todos somos iguales. En todos los lugares la gente llora y ríe por lo mismo.

Espero que con mi pequeña aportación os haya entrado la curiosidad suficiente como para conocer un poco mejor a Sovint.

No olvidéis que a veces, la calle Beata Inés 10, esconde cosas que ni yo misma sabía que existían.

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Pepita Lumier: una galería de arte diferente

Laura Sanfélix

Cada vez hay un mayor interés (o eso quiero pensar) en proporcionar un espacio a aquellos que con mucho esfuerzo deciden dedicar su vida al arte, y también más  gente que se arriesga por contribuir con un granito de arena a hacer de nuestra cultura algo que merezca la pena. Las galerías de arte son las que realizan esta labor, en Valencia hay muchas, pero pocas como Pepita Lumier.

Entrada a Pepita Lumier situada en la calle Segorbe número 7 - Fuente propia
Entrada a Pepita Lumier situada en la calle Segorbe número 7 – Fuente propia

Pepita Lumier es el primer espacio dedicado exclusivamente a la ilustración y al cómic en Valencia. Un lugar donde los trabajos expuestos con el añadido de una decoración diferente de las galerías convecionales, consiguen crear un nuevo concepto del arte. La galería se encuentra en el número 7 de la calle Segorbe, y se inauguró el 11 de septiembre con una exposición del ilustrador valenciano Paco Roca, quien se encuentra trabajando en la película «Memorias de un hombre en pijama». El artista expuso parte su trabajo y además, lo puso en venta.

La exposición que se encuentra ahora en la galería es «Refugio», del autor David de las Heras, que estará hasta mañana día 14 de noviembre, un trabajo en el que el dibujante trata de mostrar como el dibujo es para él un cobijo o un lugar donde protegerse y refugiarse.

Lucía, una de las impulsoras de este original proyecto, me cuenta los motivos por los cuales decidió llevar a cabo esta iniciativa: «No había un espacio donde la gente que hace ilustración pudiera exponer. Estos artistas siempre exponían en bares o en restaursantes, pero no había una galería profesional donde pudieran exponer ni los ilustradores, ni los dibujantes de cómic. Hay mucho ilustrador valenciano que trabaja fuera, y en general la ilustración tiene más mercado en el extranjero. Consideramos que era apuesta muy chula, pero también muy arriesgada».

«Refugio entre las flores» (2015) de David de las Heras – Fuente propia

Al hablar de Pepita Lumier, Lucía me explica: «Es una galería poco convencional, donde se trabaja con otro concepto diferente de arte, es una forma de acercar a los artistas a todo el mundo. Además darle un espacio a gente valenciana y que nos gusta mucho la obra que hace».

Los artistas que exponen en esta galería trabajan sobre diferentes formatos como papel o soportes que no caben en una galería y necesitan una tienda, como el merchandising (tazas, camisetas, chapas, etc).

Las exposiciones duran un mes, la semana que viene será Gabriel Moreno quien esté expuesto en la galería hasta el 17 de diciembre, ilustrador muy influyente en el mundo de la publicidad que participa habitualmente en medios impresos como El País Semanal, Sunday Times o Rolling Stone.

«Refugio te quité de mi cabeza y en tu lugar hice crecer un bosque» (2015) y «Belako» (2014) de David de las Heras – Fuente propia

«La galería también dispone de una tienda donde hay trabajos de autores que estarán más tarde expuestos en la galería en la exposición o que simplemente nos gustan», explica Lucía.

Zona de la tienda de la galería - Fuente propia
Zona de la tienda de la galería – Fuente propia

María Rodilla, Belén Segarra y artistas internacionales con mucho recorrido forman parte de este proyecto que en el poco tiempo que lleva en Valencia, ha tenido mucho éxito y el día 11 de noviembre acogió la I Feria del Cómic en Valencia.

Pepita Lumier se presenta como una oportunidad de conocer un concepto diferente de lo que es el arte, un arte más cercano y accesible. Como siempre hago, os invito a que vayáis y seguramente querréis llevaros con vosotros muchos de los trabajos expuestos allí.

Página Web Pepita Lumier